En la entrada anterior os hablaba de los trabajos de restauración que es necesario realizar periódicamente sobre los lienzos para su conservación. Un trabajo constante y necesario si queremos que las obras se mantengan en óptimas condiciones.
Antes de enviar un cuadro a cualquier exposición es necesario prepararlo a conciencia, por si se hubiera saltado alguna pieza del marco, o por si simplemente fuera necesaria una limpieza del lienzo, comprobando si el cuadro tiene deformaciones y si es necesario desmontar el lienzo del bastidor para asentarlo.
Además de hacer revisiones cuando se envía un cuadro para ser exhibido al público, la colección Peñarroya está en constante conservación, puesto que hacemos un mantenimiento integral de todas las obras anualmente, acometiendo los trabajos de restauración en caso de que fueran necesarios. Para la restauración de una obra los materiales empleados no deben crear daños físicos, químicos, mecánicos ni estéticos, además de no interferir en su aspecto original. Por ello, resulta imprescindible un estudio previo de la historia y conservación de la obra, que permita la intervención más adecuada y una propuesta de mantenimiento razonada que lo preserve de futuros daños.
Además de los trabajos sobre el lienzo que os detallaba hace unos días, hay que trabajar también en la conservación del marco, que también es una pieza antigua, con acabados elaborados y que puede necesitar igualmente ser restaurado, como en el caso de la imagen que os muestro a continuación.
En el caso del marco, los tratamientos a realizar comenzarían con la limpieza de suciedad acumulada, usando para ello una brocha de pelo suave y mediante aspiración controlada, pasando más tarde a la desinsectación del soporte.
Después se lleva a cabo una limpieza superficial del dorado y se procede al relleno de ingletes y a la reconstrucción de volúmenes si faltaran.
El siguiente paso es realizar una reintegración cromática en las zonas de roces, y después procedemos a la protección con resina.
Finalmente se monta el cuadro en el marco con flejes de acero inoxidable.
Este tipo de trabajos requiere un minucioso cuidado y la atención de personas con la formación y cualificación específica, ya que tenemos entre manos obras de gran valor histórico y artístico, cuya importancia va aún más allá que su valor material. Es una responsabilidad y una obligación para el coleccionista velar por la conservación y el mantenimiento de sus obras de arte, para poder exhibirlas al público como se merecen.