Las cifras no mienten. La temporada alta, que comenzó con muy buenas cifras de ocupación en el mes de julio, ha cerrado agosto con un enfriamiento en las reservas, especialmente en las procedentes del turismo nacional, que ha hecho que no se cumplan las previsiones optimistas que el sector planteaba a principios de temporada.
La tímida recuperación de julio, que se ha cerrado con un incremento del 2% respecto al año pasado, se debe a la recuperación de la demanda por parte del turismo británico en detrimento de los países árabes en conflicto, pero es una tendencia que no sabemos si podrá mantenerse con la finalización de las revueltas.
Sin embargo, durante el mes de agosto, el que tradicionalmente ha tenido los mayores porcentajes de ocupación, hemos sufrido en el segundo tramo un enfriamiento en las reservas, especialmente en las procedentes del turismo nacional. La importante caída en las reservas se ha contrarrestado con ofertas de última hora, que de forma insólita se han prolongado hasta el mes por excelencia de vacaciones, en el que siempre se encontraban precios más altos que en otros periodos.
Nos hemos encontrado con una auténtica guerra de ofertas para los días de agosto, por lo que muchos españoles no han reservado sus vacaciones con antelación, esperando encontrar una ganga de última hora.La cuestión ha sido llenar a cualquier precio, pero yo me pregunto....
¿Ha merecido la pena?. Por desgracia, tengo que responder que no. Es necesario ocupar los hoteles, pero no a cualquier precio. Si el turista paga una cantidad muy baja por las vacaciones, por pura lógica,tiene que descender la calidad del servicio, de la comida, de las instalaciones... y al final todo redunda en la propia imagen de la Costa del Sol como destino turístico.
¿Y qué pasa con la rentabilidad?. Agosto es el mes de más trabajo del año, del que los empresarios tenemos que obtener el rendimiento suficiente para poder afrontar la temporada baja. Si las estancias de agosto no nos dejan beneficio, ¿cómo se supone que vamos a mantener nuestros hoteles durante la temporada baja?.
Nos guste o no, la estacionalidad está muy presente en el mercado turístico de la Costa del Sol y estas políticas lo único que hacen es incrementarla. Si las cuentas no salen, muchos empresarios tendrán que cerrar en temporada baja y destruir empleo, se empobrecerá la oferta de ocio de la Costa del Sol en invierno y atraeremos a menos turistas, con lo que acabaremos fomentando esa estacionalidad.
La solución no es tirar los precios, sino mantener y mejorar la calidad y el servicio para fidelizar a los clientes. Tenemos que invertir en infraestructuras que resulten atractivas durante todo el año y completar nuestra oferta más allá del sol y playa. No podemos olvidar que el invierno se hace muy largo.
La tímida recuperación de julio, que se ha cerrado con un incremento del 2% respecto al año pasado, se debe a la recuperación de la demanda por parte del turismo británico en detrimento de los países árabes en conflicto, pero es una tendencia que no sabemos si podrá mantenerse con la finalización de las revueltas.
Sin embargo, durante el mes de agosto, el que tradicionalmente ha tenido los mayores porcentajes de ocupación, hemos sufrido en el segundo tramo un enfriamiento en las reservas, especialmente en las procedentes del turismo nacional. La importante caída en las reservas se ha contrarrestado con ofertas de última hora, que de forma insólita se han prolongado hasta el mes por excelencia de vacaciones, en el que siempre se encontraban precios más altos que en otros periodos.
Nos hemos encontrado con una auténtica guerra de ofertas para los días de agosto, por lo que muchos españoles no han reservado sus vacaciones con antelación, esperando encontrar una ganga de última hora.La cuestión ha sido llenar a cualquier precio, pero yo me pregunto....
¿Ha merecido la pena?. Por desgracia, tengo que responder que no. Es necesario ocupar los hoteles, pero no a cualquier precio. Si el turista paga una cantidad muy baja por las vacaciones, por pura lógica,tiene que descender la calidad del servicio, de la comida, de las instalaciones... y al final todo redunda en la propia imagen de la Costa del Sol como destino turístico.
¿Y qué pasa con la rentabilidad?. Agosto es el mes de más trabajo del año, del que los empresarios tenemos que obtener el rendimiento suficiente para poder afrontar la temporada baja. Si las estancias de agosto no nos dejan beneficio, ¿cómo se supone que vamos a mantener nuestros hoteles durante la temporada baja?.
Nos guste o no, la estacionalidad está muy presente en el mercado turístico de la Costa del Sol y estas políticas lo único que hacen es incrementarla. Si las cuentas no salen, muchos empresarios tendrán que cerrar en temporada baja y destruir empleo, se empobrecerá la oferta de ocio de la Costa del Sol en invierno y atraeremos a menos turistas, con lo que acabaremos fomentando esa estacionalidad.
La solución no es tirar los precios, sino mantener y mejorar la calidad y el servicio para fidelizar a los clientes. Tenemos que invertir en infraestructuras que resulten atractivas durante todo el año y completar nuestra oferta más allá del sol y playa. No podemos olvidar que el invierno se hace muy largo.